Flanqueada por los acantilados tan característicos de esta zona de Asturias, con sus cavidades talladas pacientemente por el oleaje a lo largo de los siglos y que forman texturas de una belleza extraordinaria, San Antonio es una cala para disfrutar no solo de los veranos amables del norte en los que no da miedo mirar el termómetro, sino también de la espectacular belleza natural del este de Asturias.
Esta es una playa salvaje con todas las letras y su belleza está a la altura. Es indudable que los majestuosos acantilados, que se escapan mar adentro, largos como un abrazo de abuela, proporcionan resguardo a la cala, cuyas aguas suelen estar tranquilas.