Itinerario completo de la Ruta del Camin Encantau
Punto de inicio: Puente Nuevo
- Localidad de Puente Nuevo, un pueblo pintoresco en el Valle de Ardisana. Hay zonas para aparcar cerca del punto de inicio.
Después de un gran viaje en coche (GPS simpático que nos dirigi por caminos intransitables para llegar al punto de partida de la senda del camin encantau) llegamos a la localidad de Puente Nuevu a las 11 de la mañana.
Allí nos aguardaban una reunión de “Trasgos” muy simpáticos jugando en un árbol.
Comenzamos a caminar por un pequeño tramo de carretera local hasta llegar a un camino de tierra/hierba. Durante todo el trayecto hay carteles informativos sobre lo que podemos observar y tradiciones locales, como por ejemplo este primero que nos hablaba sobre los ríos de la zona y el funcionamiento de un molino de agua (yo tengo la suerte de haber nacido y vivido en uno durante unos años).
El camino de tierra se termina pronto y tenemos que cruzar una carreta local y fijarnos muy bien por donde estaba el indicador para seguir la senda porque estaba bastante escondido entre la hierba.
Aquí comienza lo que para mí fue el tramo más duro. Se trata de una gran subida con importante desnivel, en su primer tramo de tierra y piedras (y barro gracias a las lluvias de los días anteriores) y el siguiente de grijo que hacía algo dificultosa la subida.
Pero tuvo su recompensa: podemos disfrutar de una gran vista de las montañas y abajo en el valle se puede ver una antigua “Tejera”, donde antiguamente enviaban a los más jóvenes a trabajar allí de sol a sol (se decía que así era una boca menos a alimentar) y llegaron a crear su propio “idioma” llamado “Xíriga” (mi abuelo materno fue tejero y conoce bien la jerga).
Después de subir un poquito más llegamos a un pueblo pequeñito llamado “Gomezán” donde nos esperaba el “Sumiciu”. Su cartel decía: “Dicen que no existo. Pero cuando desaparece algo se acuerdan de mi. Mira bien en tus bolsillos antes de seguir el camino, no acepto reclamaciones. Además no existo… ¿O sí?”.
Salimos del pueblo y nos adentramos en el bosque. Nuevamente un tramo de subida, pero algo menos dura que la anterior.
Hacemos una paradita de un cuarto de hora para beber y tomar algo sólido (no habíamos desayunado) y de paso gozar de la tranquilidad del monte.
Continuamos y llegamos a un claro en el que podemos ver una panorámica del valle y sus montañas: el Salgar, Hibéu, La Boriza, Ampurias, Mofrechu, el más alto con 900 metros, La Xobal, Benzua…
Bajamos hacia la “Malatería”, nos encontramos con “El Hombre del Sacu” con un bonito vestido de estrellas que me recordó a Paul Stanley de los KISS. “En estos bosques es fácil perderse, y no soy lo más temible que os vais a encontrar”.
Más abajo al lado de la capilla de la “Magdalena” leemos en los carteles de la ruta que hubo un hospital de leprosos y que existe un tejo muy importante de la comarca, al ser venenoso para los humanos era utilizado en época de romanos para envenenar a los prisioneros.
Salimos del pueblo de la “Malatería” por una carretera comarcal en bajada y al poco nos desviamos hacia la izquierda para atravesar un prado (se pueden observar unas bonitas flores rojas en las orillas, posiblemente sembradas para la senda) y adentrarnos de nuevo en el bosque.
Nos está esperando el “Pataricu” Un gigante de un solo ojo con una historia que despertará la imaginación de toda la familia.
Un poco más allá damos con el “Diañu Burlón”: Te encantará su historía.
Ahora el camino es casi todo en bajada hasta llegar al “Nuberu” (en el pueblo de Villanueva), una de las figuras que más me gusta del recorrido. Su cartel reza así: Soy el Nuberu. Señor de las tormentas, que advierte sobre la importancia de cuidar la naturaleza.
Llegamos al Campu La Prida y a la iglesia de Santa Eulalia, con arco de triunfo del siglo XIII y puerta de arco de medio punto dovelado, enmarcado por un alfiz, del siglo XV.
A la izquierda queda el cementerio, hay una casona en ruinas que bien pudo ser un palacio, Por una cuesta empedrada muy guapa, bajamos hasta la carretera que va a “Palacio”.
Continuamos un rato por carretera y vemos el “Segador” sentado cabruñando (afilando) su guadaña al lado de una bonita fuente). “Aquí hasta las guadañas están vivas. Y si no cuidas de ellas, ellas dejan de ayudarte”.
Caminamos un poco por la carretera general hasta el pueblo de “Ardinsana” y llegamos a un cruce con la indicación de seguir en el medio…. Al final llegamos a la conclusión de que los dos caminos iban a dar al mismo sitio. Allí encontramos al
“Cuélebre” para mí la más bonita figura de la senda (será porque me encantan los dragones, serpientes y esas cosas).
La ruta nos hace recorrer parte del pueblo y vuelta a la carretera hasta volver a adentrarnos al bosque. Lavando ropa está “La Lavandera” en la orilla de un riachuelo y nos dice que “Si me ves es que las malas noticias no tardarán en llegar. Es un personaje místico que conecta con las leyendas asturianas relacionadas con el río y la naturaleza.
Descendemos ahora por el camino que une “Ardisana” y “Ricaliente”, antiguamente era la vía de comunicación de los pueblos y se subían por esa cuesta a los muertos hasta el cementerio de “Villanueva”. En este lugar hay una cruz denominada “La Cruz de los Garabiales” que data del 1761 y era el lugar donde la comitiva fúnebre se paraba a rezar y descansar.
Poco más abajo damos con el simpático “Busgosu”, y su cartel dice así: “Soy el Busgosu. Amo y señor de los bosques. Soy tan viejo como el musgo y tan astuto como el zorro. Espanto a los cazadores que quieren matar a las criaturas que aquí habitan y si te pierdes te ayudaré a salir del bosque. Eso si te has portado bien con él. ¿Lo has hecho?”.
Al final de la bajada ya en el pueblo de “Ricaliente” está “La Manona” con un mensaje que bien podía ser para el comienzo de la ruta y no para casi el final: “Que se detengan los que no respetan la naturaleza ni sus leyes. Que continúen su camino los que aún creen en mundos ocultos y seres mágicos”.
Cruzamos el río “San Miguel” y a pocos metros nos despide de la ruta “La Castañera” diciendo: “¿Habéis disfrutado de la ruta? Os vendrían bien unas reconfortantes castañas, ¿verdad? Y a mí no ser de madera, no te digo.”
Seguimos buscando los mini-postes de señalización pero no vemos ninguno, preguntamos a un lugareño por donde se sigue la ruta nos dice que se termina ahí. ¿Así? Ahora nos toca seguir caminando unos km hasta “Puente Nuevu” donde habíamos empezado y dejado el coche.
Este sería el tramo que menos me gustó, por carretera general, sin arcenes y con bastante tráfico de vehículos. Se me hizo largo y algo aburrido, pero al llegar de nuevo al pueblo nos dimos cuenta que se nos había pasado por alto otra figura: el “Jugador de Bolos”, que está en la bolera recitando: “Los bolos son como la vida. Hay que tener paciencia, serenidad, decisión y al final, algo de suerte”.
Son las 14.20 y hemos terminado una senda preciosa, fácil y divertida, tanto para niños como para más mayores. Tiempo total con parada para desayuno y sin prisas: 3 h 20 min.
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